El lunes empiezo la dieta
¿Cuántas veces hemos dicho esto? Quizás sea la frase que más veces hemos pronunciado para excusarnos de la comida que acabamos de ingerir. “El lunes empiezo la dieta”, y ¿por qué no martes? ¿O miércoles? ¿Y qué te parece un sábado?
No más excusas
Yo sé de lo que hablo al decir que cualquier excusa es buena para saltarse la dieta, y lo que es peor, si te paras a pensar en esa excusa sabes que estas haciendo el idiota, por eso enseguida “pasamos de tema” mentalmente y nos centramos en otras cosas menos importantes.
Imagináos que lleváis unos dias a dieta, pero una dieta sin planificación, solo intentáis cuidaros. El jueves os sale algún compromiso inesperado (el cumpleaños de un hijo de una amiga, una cena con algún compañero de clase, una cerveza con alguna amistad …). Pues si no estás centrado, ahí tienes una excusa perfecta para comer lo que te venga en gana sin sentir mayor remordimiento de conciencia y soltamos la frase que titula al post “El lunes empiezo la dieta”.
Al día siguiente, no te cuidas nada. Es viernes, te vas a la compra, planificas qué vas a comer durante el fin de semana. Llevarás cuidado en que sean tus platos favoritos pues, supuestamente, va a ser el “último fin de semana que vas a comer lo que se te antoje”. No te privas de nada. Sales a cenar y cuando vuelves a casa comes algún caprichito más. En definitiva, te pones hasta arriba de comer, tanto que hasta te sientes mal.
Y llega el lunes famoso
Por supuesto, llega ese lunes tan señalado y sigues la dieta a rajatabla. Estás así durante unos días, los suficientes como para que tu cuerpo haya eliminado el exceso del fin de semana. Te sientes más ligera y por eso intentas de nuevo buscar alguna excusa para saltarte de nuevo la dieta. Si no te sale algún compromiso inesperado como decíamos antes, te lo inventas (”es que tengo hambre”, “hoy he trabajado mucho”, “si no me como esto me va a dar un ataque de ansiedad” …). ¿Te suena algo de lo que te estoy comentando?
Olvídate de idioteces y céntrate
Te lo aseguro, vivir así es una auténtica pesadilla. Nunca se sale de ese círculo vicioso de la obesidad y tu salud mental al final se va a ver perturbada. Vas a ver que te has marcado un objetivo pero que no puedes cumplirlo, y no te das cuenta que eres tu misma la que te estás poniendo obstáculos en el camino.
Por todo ello, lo mejor que puedes hacer es centrarte en la dieta y conseguir llegar a tu peso ideal. No lo pienses, simplemente actúa y que ningún acontecimiento haga que tus planes se vayan al garete por muchas ganas que tengas de comer. No busques excusas, las excusas son de personas débiles … ¡y tú no lo eres!
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